Casetes en los 90: mi banda sonora personal
Aunque me encanta el vinilo, si pienso en mi juventud, el formato que más usé y disfruté fueron las casetes. En los 90, era imposible separarme de ellas: las llevaba al parque, a la piscina, al coche... Me encantaba salir por ahí, a veces solo, a veces con amigos, y dejar que la música llenara el momento. Había algo especial en ese sonido crudo, en rebobinar la cinta con un lápiz cuando se atascaba, o en compartir una canción con alguien. Entre todos los casetes que tuve, hay uno que marcó un antes y un después en mi gusto musical: Nevermind de Nirvana. Ese álbum me abrió las puertas al grunge y me hizo ver que la música tenía un poder único.
Crecí rodeado de música gracias a La Metralleta, con mi padre. Desde pequeño, los vinilos, los CDs y, sobre todo, las casetes eran parte de mi día a día. No recuerdo cuál fue mi primer casete, pero sí sé que ese ambiente me moldeó. La tienda era un universo de sonidos y formatos, y supongo que por eso las casetes se convirtieron en mis favoritas: eran portátiles, accesibles y tenían un encanto que ni el vinilo ni el CD podían replicar en esos momentos.
Como vendedor de segunda generación en La Metralleta, he visto pasar miles de artículos por mis manos. Más que buscar tesoros, diría que ellos me han encontrado a mí. Siempre digo que la basura de unos es el tesoro de otros, y las joyas aparecen cuando menos te lo esperas. He encontrado casetes increíbles en mercadillos, cajas olvidadas o incluso entre donaciones inesperadas. Aunque está genial explorar sitios insospechados, mi experiencia me ha enseñado que en lugares especializados como mi tienda es donde más se concentran estas maravillas. Cada pieza cuenta una historia, y eso es lo que me apasiona.
Mi colección es cambiante, un reflejo de lo que realmente me llena. No soy de los que organizan todo alfabéticamente o por estilos; prefiero quedarme con lo que me emociona, ya sea un casete de los 90, un CD olvidado o un vinilo con solera. Para mí, los formatos retro no son una moda pasajera. Siempre han estado ahí, quizás desplazados por la piratería o el streaming, pero su valor físico los hace perdurar como obras de arte. Algunas de estas piezas, con el tiempo, se convertirán en reliquias muy deseadas, y eso es parte de su magia.
Este blog es mi espacio para compartir estas historias, trucos para encontrar gangas y consejos para cuidar tus colecciones. Pero también quiero que sea tuyo: ¿cuál fue tu primer casete o vinilo? ¿Tienes algún truco para dar con tesoros retro? ¿O una historia divertida sobre cómo conseguiste una joya en un lugar inesperado? Me encantaría que dejes un comentario con tus experiencias, opiniones sobre La Metralleta o cualquier cosa relacionada con este mundo. ¡El retro vive, y quiero recorrer este viaje contigo!